1 de des. 2017

Oeste de Africa, mucho más que geografía.

Un viaje que termina donde empezarán otros. El viaje termina por Casablanca, no por Lagos como estaba previsto. Las dos ciudades compiten por liderar el futuro de los países del occidente de África. Una tierra que llenó América de esclavos y enriqueció a una Europa que sigue dando lecciones de moral. Una tierra que es el futuro porque aquí nacen más niños que en ningún otro lugar. África es siempre el viaje más difícil pero el que nunca se olvida.
En Casablanca los que esperan un salvoconducto son Omar y Mamadou. En el café cercano, hay muchos, solo se bebe café o te, ya no hay alcohol. En algunos locales hay juego, pero en lugar de ruleta son apuestas deportivas. En los años 40 el único negro era Sam. Ahora hay muchos. Casablanca es puerta y tránsito de África. Marruecos siempre es el principio de una vieja amistad. Mañana subiré al avión que va a Barcelona. Antes el vuelo sólo era a Lisboa, donde empezó este viaje.
La última semana empezó en Benin viajando de Ouidah a Abomey. Desde el antiguo puerto de embarque de esclavos, hacia la capital de los reyes que los capturaban. Las dos ciudades son grandes centros del vudú. Los espíritus están presentes. Moto, taxi colectivo y moto para hacer 100km en un domingo en que todos lucen sus mejores ropas para ir a las ceremonias religiosas. Es un negocio floreciente. Debe mover el 10% del PNB, porque eso es lo que cada congregación pide a sus fieles. En todos los pueblos los edificios más sólidos son iglesias. Destacan las del Celestial Cult of Christ. Movimiento pentacostal creado por un beninés a principios del siglo pasado. Es la segunda religión en Benin, muy fuerte en el oeste de Nigeria y diáspora.
La moto es mejor que el taxi colectivo. Siempre recoge nuevos pasajeros o carga. Pone gasolina cuando un nuevo pasajero paga su transporte. Pago de media 1€ por 25 km. Los autobuses paran menos y cuestan el doble. Suponiendo que mi sobreprecio por ser blanco sea el mismo en los dos transportes, es la misma proporción que hay en España entre autobús de linea y Blablacar. En la ruta una señora está enferma. Vomita y tiene fiebre. El miedo del ébola sigue presente y los pasajeros del destartalado taxi siguen la ruta haciendo malabarismos para evitar todo contacto físico.
En Abomey estoy en Chez Monique. Una beninesa que desde hace 30 años tiene unos bungalows con un maravilloso jardín lleno de estatuas de madera. Como todo, ha tenido mejores épocas y falla el mantenimiento. Hay fugas en el agua y la solución es cortarla. Se sustituye por agua sacada del pozo y distribuida con cubos. La cocina inicial utilizaba gas, pero ahora es de carbón de leña entre tres piedras. África es fiel a sus tradiciones.
Los reyes Dahomey se sucedieron durante 300 años. Cada nuevo rey construía su palacio, un muro de adobe con múltiples cabañas interiores. Cada palacio tenia un inmenso árbol en su entrada y un templo de vudu. Uno de los tronos estaba construido sobre cuatro cráneos de enemigos. Este conjunto de palacios de Abomey es uno de los lugares históricos de la UNESCO. En todo el dia coincido con tres grupos de visitantes. Dos son voluntarios jubilados franceses. El otro inspectores de la Unesco que auditan el uso de su subvención. En esta época de neocolonialismo sin funcionarios, los voluntarios, ONGs y viajeros somos el contacto y damos una cara amable de los países ricos.
El vudú es estricto en sus prohibiciones. Acabo causando la ira de los muertos y de los vivos por entrar en algún sitio prohibido. No era ninguna broma. Resuelvo el conflicto con los vivos y espero que los espíritus no me castiguen. En el mercado aprovecho para comprar algunos elementos ceremoniales y fetiches para conseguir el perdón.
Los maquis de comida en la calle son la mejor elección. Plato con dos bolas de pasta de ñame, mandioca o maíz, un pedazo de carne, pescado o queso frito, y una salsa picante de tomate o cacahuete, sin cubiertos, cuesta 70 céntimos. Los mismos ingredientes en forma de espaguetti boloñesa, cuestan 6€ en el hostal. El bufet en el hotel Golden Tulip, cuesta 20€. Una diferencia de hasta 30 veces.
Moto hasta Bohicon para buscar algún bus que venga del norte y se dirija a Cotonou. En la larga espera conversaciones con los jóvenes que venden los billetes. "¿Porqué en los países de los blancos no podemos entrar, pero vosotros podeis venir aquí?" "No he podido ir a Nigeria pero vosotros podéis ir sin problema" "Nigeria es muy peligroso, Boko Haram, bandidos..."
Últimos días en Cotonou. Hotel gestionado por un expatriado belga que hace 15 años que no vuelve a casa. Ceno con Antoine, joven ingeniero francés en su primer trabajo. Redes eléctricas en el norte. Hacen falta porque la electricidad se corta varias veces. Estamos cerca del aeropuerto y las embajadas, en la parte más internacional y con mayor presencia de blancos.
Plaza de los Mártires. Monumento donado por Corea del Norte. En 1977 Benin se llamaba Dahomey. En la turbulenta África post colonial, estaba alineado con el bloque soviético. Un mercenario francés, Bob Denard, veterano de Indochina y Argelia y siempre con el acuerdo de la Françafrique. Aterriza en el aeropuerto un avión imprevisto y bajan 100 mercenarios con armamento sofisticado. Tres horas más tarde, los que sobreviven huyen con el mismo avión. Parece que había en Cotonou algunos soldados de Corea del Norte que ayudaron a derrotar la invasión.
Con visado, mañana iría a Lagos. Como siempre, lo había preparado con libros. "Things fall apart", de Chinua Achebe, y "Algo alrededor de tu cuello", de Chimamanda Ngozi son un buen ejemplo de la evolución de la literatura africana. La generación de Chinua es de escritores hombres, politizados, implicados en la lucha anticolonial y siempre dudando entre el inglés y las lenguas locales. La de Chimamanda, los que ahora son jóvenes, son mujeres, mestizas de cultura americana o inglesa y nigeriana, keniata o ghanesa. Lejos del idealismo político anterior. Escriben en inglés sin remordimientos.
La política de la generación anterior quería la emancipación de los negros. Los conflictos políticos actuales quieren extender el tiempo de los gobernantes. En Nigeria es más difícil. Los temas de portada de la edición on line del Guardian de Nigeria, hoy son: Nuevo material para combatir la piratería marítima en el Golfo, El ejército afirma que derrotará al terrorismo, Maestros y funcionarios piden que sea el gobierno central quien pague sueldos y pensiones. Dicen que si lo hacen gobiernos locales, el dinero desaparece y ya no les llega. La sección internacional habla de: Togo, Zimbabwe, Burundi, Ivanka Trump. Nigeria son tres regiones. Norte hausa y musulmán. Este cristiano e ibo. Oeste yoruba. En el delta del río Níger una inmensa bolsa de petróleo. Se mezclan varios conflictos con mucho dinero, armas y pobreza.
Ganvie está al norte de la laguna salada que rodea la capital de Benin. En 1700 se instaló en la laguna un grupo huyendo de los dahomey. Sus perseguidores tenían el tabú del agua y sus ancestros les habían dicho que el lago les sería favorable. Ahora ya no hay cocodrilos ni hipopótamos y en las casas de madera construidas en el agua sobre pilares viven decenas de miles. Pescan y venden las algas a una empresa francesa. En las islas que mantienen con el lodo que sacan del fondo del lago, cultivan lo que pueden.
El negocio es el contrabando de gasolina. El extremo oriental de la laguna es Nigeria, que tiene mucho petróleo y gasolina muy subvencionada. En Nigeria 1litro cuesta 20c€. Vendido en botellas en Benin 50c y en las gasolineras 80c. Hay margen. En la laguna hay piraguas grandes que solo transportan bidones con gasolina.
En Ganvie hay escuelas, centros de salud y iglesias. Algunas son sólidos edificios de piedra. La mezquita la pagó Gadaffi, de quien se habla bien. También se está al tanto de la nueva esclavitud en Libia. Con cínicas palabras Francia y la Unión Europea destruyeron Libia creando un vacío que también alimenta el terrorismo en el Sahel.
Vamos en la piragua Josia, Ana, una voluntaria suiza que ayuda en el orfanato local y yo. Josia tiene un hijo y una esposa cerca de Sête, en Francia. En verano trabajan en campings franceses y en invierno su esposa y el niño se quedan en Francia. En el invierno europeo Josia vuelve a Benin. En Ganvie ha organizado una mezcla de ONG y agencia turística. Un producto muy africano.
La costa del Golfo de Guinea es llana y crea lagunas salinas. Las ciudades coloniales se establecían en islas y en su crecimiento moderno se desbordan por las lagunas. Lagos, en Nigeria, tiene el slum lacustre más conocido, Makoko. Unos estonios que conocí en otra etapa del viaje, lo han visitado con protección armada de 6 policías a los que pagaron 120$. La ética del viaje siempre es una duda.
Francia utiliza la red de Instituts Françaises para promover su "poder blando". Siempre hay cosas interesantes y en mi última noche en Benin voy a ver el monólogo "La boîte". En el público, negros y blancos al 50%. Mujeres la gran mayoría. Cuando se va la luz, el monólogo no se interrumpe.
Vuelo a Casablanca. Desaparece el verde a medida que entramos en el Sahel. Después de cruzar, a 10000m de altitud el río Níger, el desierto parece un mar ocre. La cercana Marrakech era el destino de las caravanas de camellos que venían del Sahara y del Sur. Ahora Casablanca es el destino de los aviones.
Marruecos es cuatro veces más rico que Togo, Burkina o Benin, dos veces más que Ghana o Costa de Marfil, 50% más que Nigeria, pero tres veces más pobre que Turquía. Casablanca es su gran motor económico, pero el carácter semi feudal del país se nota. Hay muchos periódicos, pero con uno seria suficiente. Todos los que se editan en francés dedican sus primeras páginas a reproducir las palabras del rey en una reunión africana en Abidjan. Rajoy estaba en la reunión y el traductor habrá tenido trabajo.
Es viernes y la fiesta de Mawlid, el aniversario del nacimiento de profeta Mohammed. Está cerrado el Rick's Cafe, la reproducción para turistas del escenario de la película "Casablanca". La gran mezquita Hassan II, la tercera mayor del mundo después de la de La Meca y Medina, está llena. La sobriedad islámica pierde frente al colorido africano.
Catedral católica en Yamosukro, en la sabana de Costa de Marfil. Gran mezquita frente al Atlántico. Templo Celeste Pentecostal en la laguna de Ganvie. Templos vudú en Abomey. Mi preferido es el barrio de los griots, los cuentacuentos, de Bobo Diulasso. También se encargan de explicar a su tribu de donde vienen y como resolver los conflictos.
En las librerías, los best sellers en francés son Tariq Ramadan, suizo, y Amin Maaluf, libanés. El papel político que jugará la creciente demografía musulmana en Europa y las identidades múltiples son temas fundamentales. Viajar ayuda a entenderlos.